Y no sólo tuvo esta bella "garota" que optar por un nuevo país sino que debió luchar por sus derehos de la forma más ingrata: para lograr la ciudadanía norteamircana debió acostarse con todo funcionario de migraciones que la vio pasar, desde el ordenanza que abre la puerta a la mañana pasando por el encargado de las fotocopias, la recepcionista del mostrador de informes y el juez de paz, el policía encargado de la seguridad y el latino que limpia los baños... al no encontrar otra vía Adrianita hizo lo que le pidieron y hoy triunfa en la tierra de las oportunidades, es decir: una historia con final feliz...
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