lunes, 19 de octubre de 2009

EVA HERZIGOVA


Ciertos proponentes de aseveraciones conspirativas y sus partidarios argumentan que el término es completamente ilegítimo y que debe considerarse precisamente tan manipulador políticamente como la práctica soviética de tratar disidentes políticos como dementes clínicos. Críticos de esta visión afirman que el argumento tiene poco peso y que la afirmación misma sirve para exponer la paranoia común entre los teorizadores conspirativos. Por otra parte, Daniel Pipes, uno de los que usan el término frecuentemente, incluso reconoce que algunos informes los hizo por encargo de la CIA. Además, los críticos del conspiracismo suelen mencionar sólo las teorías conspirativas más ridículas sin mencionar las conspiraciones que están históricamente demostradas.


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